Resumen de los capítulos 7- 10, del Libro: “Evaluación
de Programas Educativos” de Ramón Pérez Juste.
Capítulo 7: Necesidades, carencias y
demandas. Evaluación de necesidades.
El
término necesidad tiene una connotación subjetiva: una persona, un determinado
un grupo, una cierta clase de individuos, siente que algo le falta algo, echa
de menos algo, un algo importante que, en determinadas ocasiones, puede llegar
a ser básico, esencial, fundamental, para desarrollar su vida, para alcanzar
sus propósitos, incluso para sentirse persona.
Un
primer elemento clave a la hora de diseñar programas es el de la
identificación de las necesidades,
tratando de comprobar si estamos ante necesidades en sentido estricto o ante
carencias. Un segundo caso, tarea previa a la implementación del programa
deberá ser la de sensibilizar a las personas hacia sus propias carencias a fin
de convertirlas en necesidades.
También
encontramos el caso de aquellas demandas que solo son necesidades en el sentido
subjetivo del termino; puede tratarse de demandas caprichosas, excesivas,
alejadas de la situación general de la comunidad.
En
los modelos actuales de calidad, orientados a la certificación, se reconoce la
conveniencia de que los responsables de las instituciones lleguen a
adelantarse a las necesidades (AENOR,
2000: 17): El éxito de la organización depende de entender y satisfacer las
necesidades y expectativas actuales y futuras de los clientes y usuarios
finales actuales y potenciales.
La
evaluación de las necesidades representa un proceso sistemático de actuación
destinado a su detención, identificación y valoración, para que resulte útil.
Las
líneas básicas para la evaluación de las necesidades son las siguientes:
Ø Planificación
y preparación.
Ø Diseño
de la evaluación.
Ø Recogida
de la información seleccionada
Ø Tratamiento
y análisis de la información
Ø Valoración
Ø Toma
de decisiones
La
detección de necesidades y carencias es una tarea que puede abordarse por
diversos procedimientos. Uno de estos es el de la consulta a las personas o
grupos, esta se encuentra en la
encuesta, cuestionario, entrevista.
La
detección de necesidades y carencias debe culminar en una definición de las
mismas que permita, después convertirlas en eje de los programas.
Lo
habitual es proceder a sintetizar la información y hasta representarla de forma
intuitiva. Se acude a índices que informan de características generales, tales
como los niveles medios o el grado de dispersión o concentración.
Las
referencias habituales para establecer las necesidades pueden ser las
siguientes:
Ø Normativas.
Ø Criteriales
Ø Idiosincráticas
o personalizadas.
Las
prioridades pueden formularse con criterios políticos o económicos, los
criterios deben ser eminentemente pedagógicos, y en tal sentido se sugieren los
siguientes:
Ø Gravedad
de las carencias.
Ø Intensidad
de la demanda de respuesta a auténticas necesidades.
Ø Número
de potenciales beneficiarios.
Ø Grado
de rentabilidad.
Ø Inmediatez
de los efectos.
Ø Eficacia.
Ø Responsabilidad.
La
calidad de este tipo de evaluaciones no se diferencia de la calidad de otro
tipo de evaluación. A partir de esta posición, entendemos que los grandes
criterios a considerar son los siguientes:
Ø Su
referencia y subordinación a la realidad a la que sirve.
Ø La
corrección y adecuación de su planificación y diseño de la naturaleza de las
necesidades a evaluar.
Ø Su
ejecución eficiente.
Ø La
calidad de la información recogida.
Ø La
utilidad y relevancia de la información.
Tal
es el caso de Martínez de Toda (1991) establece tres grandes criterios:
funcionalidad, eficiencia y eficacia, además para cada uno de estos criterios
propone unos indicadores.
Capítulo 8: El programa. Concepto,
Componentes, Alcance.
Un
programa es un documento técnico, elaborado por personal especializado, en el
que se deja constancia tanto de sus objetivos, cuanto a las actuaciones puestas
a su servicio. Responde a las notas de todo plan de acción: planteamiento de
metas, previsión, planificación, selección y disponibilidad de medios,
aplicación sistemática de control y evaluación del mismo.
Los
programas académicos tradicionales solían limitarse al planteamiento de
objetivos y actividades relacionadas con las diferentes disciplinas del
currículo.
Necesidad de organizar los aspectos científicos/
técnicos propios de la materia de enseñanza con otros psicopedagógicos y
sociales. Esta se estructura de la siguiente manera:
Ø Los
contenidos de diversas naturalezas.
Ø El
enfoque de estudio, ligado a los objetivos.
Ø Los
medios y recursos, facilitadores del aprendizaje.
Ø La
evaluación
Un
programa educativo ordinario es una realidad compleja en la que, al menos,
deben ser tomados en consideración tres grandes aspectos: la naturaleza del
objeto del programa, las características de quienes aprenden y del proceso de
aprendizaje y las demandas de la sociedad.
Los
elementos básicos del programa objeto de enseñanza/ aprendizaje son:
Ø Objetivos
generales.
Ø Objetivos
específicos.
Ø Contenidos.
Ø Medios
y recursos.
Ø Material
de estudio.
Ø Evaluación.
Ø Información
al alumno sobre los resultados de las evaluaciones y toma de decisiones.
Ø Sesiones
de recuperación.
Ø Evaluación
sumativa.
Los
componentes básicos de un programa son: unos contenidos, unos objetivos, unos
conjuntos más o menos amplios y variados de medios y recursos y por último un
sistema integrado de salud.
El
contexto es un elemento ajeno al programa, pero es un condicionante fundamental
tanto poder implantarlo como para facilitar su adecuado desarrollo.
La evaluación
del programa permitirá rendir cuentas de los medios y recursos, públicos y
privados, puestos a su servicio. Además
asegurara una continuada mejora del programa en cuanto plan y de sus
resultados.
Los
programas deben cumplir con ciertos requisitos, de carácter técnico y
prácticos. Parece necesario exigir que los programas educativos fueran
evaluados inicialmente en cuanto a su necesidad, viabilidad o factibilidad.
Capítulo 9: Planeamiento de la
evaluación.
La
evaluación debería gozar de las mismas características de los programas, esto
es debería, ser sistemática y responder a un plan, o lo que es lo mismo debe
ser planificada.
La
evaluación de programas es una actividad inicialmente no prevista, surge por
algún tipo de interés político, profesional y práctico.
En
el caso que de que las evaluaciones integradas se han perdido al menos tres de
las grandes aportaciones de la evaluación estas son:
Ø La
comprobación del grado de necesidad y de pertinencia del programa.
Ø Su
aplicación en las mejores condiciones posibles.
Ø La
mejora continua.
Una
evaluación sistemática debe traducirse en un proceso organizado en torno a tres
grandes etapas o momentos.
El
autor distingue dos situaciones diferentes en torno al diseño de programas,
estas son:
Los
programas se diseña para responder a necesidades y carencias concretas, y se
lleva a cabo sin intención de continuidad.
El
programa está destinado a mantenerse durante varias ediciones, procurando su
mejora como fruto de la experiencia acumulada y de los resultados de la
evaluación. Se debe incluir la previsión de un sistema de evaluación como
requisito del mismo para poder alcanzar la correspondencia finalización.
La
planificación de la evaluación debe ser un componente unido inseparablemente al
programa en todas y cada una de las diversas fases por lo que debe pasar:
Ø El
programa debe diseñar a partir de la detección, identificación, valoración y
priorización de las necesidades.
Ø Los
criterios básicos son los siguientes: pertinencia de los objetivos, calidad de
calidad intrínseca del programa, viabilidad del programa y calidad técnica.
Ø Durante
el proceso de aplicación del programa: datos de proceso en relación y
desarrollo de confirmación con la
planificación, datos procesuales en relación a las circunstancias, datos
procesuales en relación a los niveles de logro y datos contextuales.
Ø Al
finalizar el programa: recoger información sobre su eficacia, eficiencia y
efectividad, establecer contrastes entre los resultados del programa y otros
alternativos y por último la evaluación debe ser objeto de valoración del
propio sistema de evaluación final y la
calidad técnica del mismo.
La
evaluación se integra plenamente en el programa en armonía y coherencia con el
resto evitándose los riesgos y disfunciones de una evaluación puramente externa
y desintegrada del programa.
Las
aportaciones de la evaluación integrada de programas educativos son tres:
Ø La
información que aporta para la mejora continua del programa en todas sus
dimensiones y componentes.
Ø El
compromiso con la mejora del programa.
Ø La
continuidad.
Conviene
dejar constancia de algunos riesgos que deben ser evitados para que las
aportaciones no queden oscurecidas y hasta limitadas, son los siguientes:
Ø La
inversión de papeles.
Ø La
exhaustividad
Capítulo 10: Evaluación Inicial de
Programas
En
el marco de la investigación Kerlinger (1981:214) define el termino diseño como
el plan, estructura y estrategia de una investigación. El diseño es un plan el
cuanto implica una concepción global del problema a resolver y de las acciones
a su servicio.
El
enlace entre las necesidades detectadas, identificadas, evaluadas y priorizadas
y el programa lo constituyen los objetivos de este. El paso de los objetivos al
programa es el que va de las ideas a la
acción.
El
diseño del plan, de la intervención, es donde radica la máxima dificultad y
donde se juegan las posibilidades de alcanzar las metas establecidas. La
intervención puede hacer aportaciones de extraordinario interés y de enorme
valor.
La
incorporación de ciertas actividades sistemáticas solo se justifica porque
existen teorías o algún tipo de evidencias que permiten aventurar relaciones de
causa y efecto entre ellas.
La
persona o grupo que debe evaluar el programa es quien lo ha diseñado. La evaluación inicial no es sino
una nueva mirada sobre lo que se acaba de hacer, o sobre lo que se esta
haciendo, para acomodar el diseño del programa a pautas de calidad flexibles.
La
evaluación inicial de un programa tiene como finalidad eminentemente
preventiva: se trata de aplicar el programa en las condiciones más favorables,
de forma que se reduzca al límite las posibilidades de fracaso, eliminando
todas las causas previsibles que pueden conducir a esta situación. Junto a esta
finalidad se pueden añadir algunos objetivos importantes:
Ø Comprobar,
antes de aplicar el programa, si será evaluable.
Ø Decidir
si procede implantarlo, puesto que se considera viable.
Ø Excluir
el diseño del programa como causa de resultados insuficientes, inadecuados o
insatisfactorios.
Las
grandes dimensiones que debe ser objeto de evaluación son: su calidad
intrínseca (contenido del programa, calidad técnica, evaluabilidad), su
adecuación y su viabilidad. Además estas
dimensiones sirven como base para crear los criterios para evaluar la calidad
del programa.
Los
procedimientos metodológicos fundamentales para llevar a cabo una evaluación
inicial:
Ø El
análisis del contenido: corresponde al evaluador hacer aflorar los aspectos a
evaluar, organizarlos, estructurarlos y valorarlos.
Ø Juicio
de expertos: los expertos pueden ser en la temática del programa, en su
aplicación o en su diseño.
Ø La observación:
es una técnica esencial para identificación y caracterización de las
necesidades, así como para decidir sobre la viabilidad del programa en atención
a las características del contexto en que se aplicara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario