martes, 21 de febrero de 2017

Resumen  de los capítulos 7- 10, del Libro: “Evaluación de Programas Educativos” de Ramón Pérez Juste.

Capítulo 7: Necesidades, carencias y demandas. Evaluación de necesidades.
El término necesidad tiene una connotación subjetiva: una persona, un determinado un grupo, una cierta clase de individuos, siente que algo le falta algo, echa de menos algo, un algo importante que, en determinadas ocasiones, puede llegar a ser básico, esencial, fundamental, para desarrollar su vida, para alcanzar sus propósitos, incluso para sentirse persona.
Un primer elemento clave a la hora de diseñar programas es el de la identificación  de las necesidades, tratando de comprobar si estamos ante necesidades en sentido estricto o ante carencias. Un segundo caso, tarea previa a la implementación del programa deberá ser la de sensibilizar a las personas hacia sus propias carencias a fin de convertirlas en necesidades.
También encontramos el caso de aquellas demandas que solo son necesidades en el sentido subjetivo del termino; puede tratarse de demandas caprichosas, excesivas, alejadas de la situación general de la comunidad.
En los modelos actuales de calidad, orientados a la certificación, se reconoce la conveniencia de que los responsables de las instituciones lleguen a adelantarse  a las necesidades (AENOR, 2000: 17): El éxito de la organización depende de entender y satisfacer las necesidades y expectativas actuales y futuras de los clientes y usuarios finales actuales y potenciales.
La evaluación de las necesidades representa un proceso sistemático de actuación destinado a su detención, identificación y valoración, para que resulte útil.
Las líneas básicas para la evaluación de las necesidades son las siguientes:
Ø  Planificación y preparación.
Ø  Diseño de la evaluación.
Ø  Recogida de la información seleccionada
Ø  Tratamiento y análisis de la información
Ø  Valoración
Ø  Toma de decisiones
La detección de necesidades y carencias es una tarea que puede abordarse por diversos procedimientos. Uno de estos es el de la consulta a las personas o grupos, esta se  encuentra en la encuesta, cuestionario, entrevista.
La detección de necesidades y carencias debe culminar en una definición de las mismas que permita, después convertirlas en eje de los programas.
Lo habitual es proceder a sintetizar la información y hasta representarla de forma intuitiva. Se acude a índices que informan de características generales, tales como los niveles medios o el grado de dispersión o concentración.
Las referencias habituales para establecer las necesidades pueden ser las siguientes:
Ø  Normativas.
Ø  Criteriales
Ø  Idiosincráticas o personalizadas.
Las prioridades pueden formularse con criterios políticos o económicos, los criterios deben ser eminentemente pedagógicos, y en tal sentido se sugieren los siguientes:
Ø  Gravedad de las carencias.
Ø  Intensidad de la demanda de respuesta a auténticas necesidades.
Ø  Número de potenciales beneficiarios.
Ø  Grado de rentabilidad.
Ø  Inmediatez de los efectos.
Ø  Eficacia.
Ø  Responsabilidad.
La calidad de este tipo de evaluaciones no se diferencia de la calidad de otro tipo de evaluación. A partir de esta posición, entendemos que los grandes criterios a considerar son los siguientes:
Ø  Su referencia y subordinación a la realidad a la que sirve.
Ø  La corrección y adecuación de su planificación y diseño de la naturaleza de las necesidades a evaluar.
Ø  Su ejecución eficiente.
Ø  La calidad de la información recogida.
Ø  La utilidad y relevancia de la información.
Tal es el caso de Martínez de Toda (1991) establece tres grandes criterios: funcionalidad, eficiencia y eficacia, además para cada uno de estos criterios propone unos indicadores.

Capítulo 8: El programa. Concepto, Componentes, Alcance.
Un programa es un documento técnico, elaborado por personal especializado, en el que se deja constancia tanto de sus objetivos, cuanto a las actuaciones puestas a su servicio. Responde a las notas de todo plan de acción: planteamiento de metas, previsión, planificación, selección y disponibilidad de medios, aplicación sistemática de control y evaluación del mismo.
Los programas académicos tradicionales solían limitarse al planteamiento de objetivos y actividades relacionadas con las diferentes disciplinas del currículo.
Necesidad   de organizar los aspectos científicos/ técnicos propios de la materia de enseñanza con otros psicopedagógicos y sociales. Esta se estructura de la siguiente manera:
Ø  Los contenidos de diversas naturalezas.
Ø  El enfoque de estudio, ligado a los objetivos.
Ø  Los medios y recursos, facilitadores del aprendizaje.
Ø  La evaluación
Un programa educativo ordinario es una realidad compleja en la que, al menos, deben ser tomados en consideración tres grandes aspectos: la naturaleza del objeto del programa, las características de quienes aprenden y del proceso de aprendizaje y las demandas de la sociedad.
Los elementos básicos del programa objeto de enseñanza/ aprendizaje son:
Ø  Objetivos generales.
Ø  Objetivos específicos.
Ø  Contenidos.
Ø  Medios y recursos.
Ø  Material de estudio.
Ø  Evaluación.
Ø  Información al alumno sobre los resultados de las evaluaciones y toma de decisiones.
Ø  Sesiones de recuperación.
Ø  Evaluación sumativa.
Los componentes básicos de un programa son: unos contenidos, unos objetivos, unos conjuntos más o menos amplios y variados de medios y recursos y por último un sistema integrado de salud.
El contexto es un elemento ajeno al programa, pero es un condicionante fundamental tanto poder implantarlo como para facilitar su adecuado desarrollo.
La evaluación del programa permitirá rendir cuentas de los medios y recursos, públicos y privados, puestos a su servicio.  Además asegurara una continuada mejora del programa en cuanto plan y de sus resultados.
Los programas deben cumplir con ciertos requisitos, de carácter técnico y prácticos. Parece necesario exigir que los programas educativos fueran evaluados inicialmente en cuanto a su necesidad, viabilidad o factibilidad.
Capítulo 9: Planeamiento de la evaluación.
La evaluación debería gozar de las mismas características de los programas, esto es debería, ser sistemática y responder a un plan, o lo que es lo mismo debe ser planificada.
La evaluación de programas es una actividad inicialmente no prevista, surge por algún tipo de interés político, profesional y práctico.
En el caso que de que las evaluaciones integradas se han perdido al menos tres de las grandes aportaciones de la evaluación estas son:
Ø  La comprobación del grado de necesidad y de pertinencia del programa.
Ø  Su aplicación en las mejores condiciones posibles.
Ø  La mejora continua.
Una evaluación sistemática debe traducirse en un proceso organizado en torno a tres grandes etapas o momentos.
El autor distingue dos situaciones diferentes en torno al diseño de programas, estas son:
Los programas se diseña para responder a necesidades y carencias concretas, y se lleva a cabo sin intención de continuidad.
El programa está destinado a mantenerse durante varias ediciones, procurando su mejora como fruto de la experiencia acumulada y de los resultados de la evaluación. Se debe incluir la previsión de un sistema de evaluación como requisito del mismo para poder alcanzar la correspondencia finalización.
La planificación de la evaluación debe ser un componente unido inseparablemente al programa en todas y cada una de las diversas fases por lo que debe pasar:
Ø  El programa debe diseñar a partir de la detección, identificación, valoración y priorización de las necesidades.
Ø  Los criterios básicos son los siguientes: pertinencia de los objetivos, calidad de calidad intrínseca del programa, viabilidad del programa y calidad técnica.
Ø  Durante el proceso de aplicación del programa: datos de proceso en relación y desarrollo de confirmación  con la planificación, datos procesuales en relación a las circunstancias, datos procesuales en relación a los niveles de logro y datos contextuales.
Ø  Al finalizar el programa: recoger información sobre su eficacia, eficiencia y efectividad, establecer contrastes entre los resultados del programa y otros alternativos y por último la evaluación debe ser objeto de valoración del propio sistema de evaluación final  y la calidad técnica del mismo.
La evaluación se integra plenamente en el programa en armonía y coherencia con el resto evitándose los riesgos y disfunciones de una evaluación puramente externa y desintegrada del programa.
Las aportaciones de la evaluación integrada de programas educativos son tres:
Ø  La información que aporta para la mejora continua del programa en todas sus dimensiones y componentes.
Ø  El compromiso con la mejora del programa.
Ø  La continuidad.
Conviene dejar constancia de algunos riesgos que deben ser evitados para que las aportaciones no queden oscurecidas y hasta limitadas, son los siguientes:
Ø  La inversión de papeles.
Ø  La exhaustividad

Capítulo 10: Evaluación Inicial de Programas
En el marco de la investigación Kerlinger (1981:214) define el termino diseño como el plan, estructura y estrategia de una investigación. El diseño es un plan el cuanto implica una concepción global del problema a resolver y de las acciones a su servicio.
El enlace entre las necesidades detectadas, identificadas, evaluadas y priorizadas y el programa lo constituyen los objetivos de este. El paso de los objetivos al programa  es el que va de las ideas a la acción.
El diseño del plan, de la intervención, es donde radica la máxima dificultad y donde se juegan las posibilidades de alcanzar las metas establecidas. La intervención puede hacer aportaciones de extraordinario interés y de enorme valor.
La incorporación de ciertas actividades sistemáticas solo se justifica porque existen teorías o algún tipo de evidencias que permiten aventurar relaciones de causa y efecto entre ellas.
La persona o grupo que debe evaluar el programa es quien  lo ha diseñado. La evaluación inicial no es sino una nueva mirada sobre lo que se acaba de hacer, o sobre lo que se esta haciendo, para acomodar el diseño del programa a pautas de calidad flexibles.
La evaluación inicial de un programa tiene como finalidad eminentemente preventiva: se trata de aplicar el programa en las condiciones más favorables, de forma que se reduzca al límite las posibilidades de fracaso, eliminando todas las causas previsibles que pueden conducir a esta situación. Junto a esta finalidad se pueden añadir algunos objetivos importantes:
Ø  Comprobar, antes de aplicar el programa, si será evaluable.
Ø  Decidir si procede implantarlo, puesto que se considera viable.
Ø  Excluir el diseño del programa como causa de resultados insuficientes, inadecuados o insatisfactorios.

Las grandes dimensiones que debe ser objeto de evaluación son: su calidad intrínseca (contenido del programa, calidad técnica, evaluabilidad), su adecuación y  su viabilidad. Además estas dimensiones sirven como base para crear los criterios para evaluar la calidad del programa.
Los procedimientos metodológicos fundamentales para llevar a cabo una evaluación inicial:
Ø  El análisis del contenido: corresponde al evaluador hacer aflorar los aspectos a evaluar, organizarlos, estructurarlos y valorarlos.

Ø  Juicio de expertos: los expertos pueden ser en la temática del programa, en su aplicación o en su diseño.

Ø  La observación: es una técnica esencial para identificación y caracterización de las necesidades, así como para decidir sobre la viabilidad del programa en atención a las características del contexto en que se aplicara.











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